Reto semanal entregable del Módulo 4: ¿Qué puedo hacer yo?


- Reto semanal entregable del Módulo 4: ¿Qué puedo hacer yo?


Para este último reto voy a centrarme en la igualdad en el acceso al trabajo por parte de mujeres y hombres en nuestra sociedad actual. Es un objetivo prioritario que requiere convertir a las mujeres en parte esencial de una recuperación que debe centrarse en las personas.

Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se está trabajando en promover la igualdad de oportunidades para que tanto mujeres como hombres puedan acceder a un puesto de trabajo decente, bien remunerado y productivo, en condiciones de equidad, libertad, seguridad y dignidad humana. Es hora de eliminar las barreras a las que todavía se enfrentan las mujeres en el mundo laboral, tanto en el sector público como en el privado. Resulta de gran importancia que la sociedad sea consciente que existen necesidades de inserción laboral que no pueden descuidarse.

Uno de los principales ámbitos donde se pone de manifiesto la desigualdad entre mujeres y hombres es precisamente en el mundo laboral. Esta desigualdad implica una mayor vulnerabilidad de riesgo de pobreza y de dependencia económica de la mujer. Además, no se puede obviar que existe una latente realidad discriminatoria en el mundo laboral, donde se deja a la mujer en un segundo plano: brecha y discriminación salarial, doble jornada, techo de cristal, suelo fangoso, subempleos, etc. Son términos que nos deben hacer reflexionar sobre esta situación. En este reto voy a hacer referencia a dos de estos conceptos: "techo de cristal" y "suelo fangoso", así como en la búsqueda de estrategias para derribarlos.

El concepto "techo de cristal" se refiere a una barrera invisible que impide que las mujeres puedan acceder a altos cargos directivos. Por su lado, el "suelo fangoso" (o "pegajoso") se refiere a la precariedad de algunos puestos de trabajo ejercidos por mujeres y lo difícil que resulta salir de estos para promocionar profesionalmente. De hecho, aún existe la arraigada idea que por el mero hecho de ser mujer, éstas han de ser madres, esposas, cuidadoras del hogar, de los familiares dependientes, entre otras tareas, y se adhieren a ese suelo invisible que no permite promocionar dentro del mundo laboral. Este "suelo fangoso" se plasma de forma evidente en las entrevistas para acceder a un puesto de trabajo, en el momento en que se pregunta a la mujer si se plantea ser madre. En caso de que ya lo sea, se deja entrever la imposibilidad de ascenso por el mero hecho de tener cargas familiares. Estas barreras invisibles contribuyen a incrementar aún más la brecha de género, por lo que es de imperativa necesidad saber identificarlas para conseguir su completa erradicación.

Desde mi perspectiva como empleado público quiero plantear el impulso de la igualdad entre mujeres y hombres, basándome en eliminar los conceptos anteriores con las acciones siguientes. Por un lado, pese a que las mujeres se van incorporando cada vez más al mundo laboral y el número de graduadas universitarias va en aumento, éstas acaban llegando a un momento de estancamiento. Esto se debe en gran parte a que las tareas del hogar deberían asumirse de forma equitativa entre mujeres y hombres. Sin embargo, esta circunstancia parece ser que no ha variado mucho en la actualidad.

Por otro lado, se hace necesario explicar a la sociedad un concepto que considero clave: la diversidad. Al respecto, si se entiende la diversidad de género como los aspectos socialmente atribuidos a un individuo, diferenciando lo masculino de lo femenino en base a sus características biológicas, nunca se podrá avanzar. Por lo que hay que romper con esa diversidad y reeducar la sociedad en que, por ejemplo, las tareas domésticas son cosa de ambos, independientemente del género del individuo. Cabe señalar que nuestro Estado reconoce oficialmente 37 géneros y 10 orientaciones sexuales, con lo que ya no sólo existen dos géneros (el femenino y el masculino). Además, considero como clave que la ciudadanía debe abrir su intelecto hacia lo que se considera divergente y distinto, fomentando así que todo ello es un asunto que concierne a nuestra sociedad actual.

Otra posible solución la tenemos a nuestro alcance actualmente con los avances digitales y la implementación de las nuevas tecnología de la información y la comunicación, que podrían reducir la brecha digital, cosa que está en manos de la propia Administración Pública. Facilitar políticas para aprovechar las oportunidades que ofrece Internet (plataformas digitales, pagos electrónicos, telefonía móvil, billeteras electrónicas, etc.) permitiría que las mujeres pudiesen obtener beneficios adicionales y tener mayores oportunidades en el ámbito laboral, así como en el acceso al conocimiento y a la información.

Hay estadísticas y estudios que validan que los equipos mixtos de trabajo obtienen más rendimientos que los formados únicamente por hombres. Las estrategias se basan en crear un mayor número de equipos mixtos en el trabajo, aumentar el número de mujeres en posiciones de liderazgo, fomentar la igualdad y mejorar la distribución de tareas domésticas para la consecución de un futuro más justo, cosa que nos llevaría, a su vez, a ser más productivos. Así, por ejemplo, referido al ámbito doméstico, una propuesta interesante consistiría en adoptar el intercambio de roles durante una semana en lo que concierne a las tareas del hogar. Es decir, que por ejemplo la mujer hiciera el rol que hace el hombre y viceversa.

Sin embargo, considero que la sociedad todavía está muy contaminada por las reminiscencias del pasado y que queda mucho trabajo por hacer. Los individuos que conforman nuestra sociedad y los de las generaciones venideras deben continuar luchando para conseguir una sociedad más equitativa en la mayoría de ámbitos, entre ellos, el laboral.


Webgrafía

https://www.ilo.org/global/topics/equality-and-discrimination/gender-equality/lang--es/index.htm

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